Esav e Yaacov – Un conflicto de civilizaciones

Por: Dr. Itzhak Calafi

Rivká consultó al Eterno por qué los dos hijos que tenía en sus entrañas contendían, y el Eterno le respondió: “Dos pueblos hay en tu vientre, y dos naciones serán separadas desde tus entrañas; y una nación prevalecerá sobre la otra, y la mayor servirá a la menor”.[1]

Estos dos hijos de Yitzhak y Riváh, Yaacob y Esav, simbolizarán respectivamente el eterno conflicto que se opondrá entre la civilización con Toráh y la civilización sin Toráh. Yaacob seguirá la Torá y Esav vivirá la de la Espada.

Yaacob engendrará David, que unificará Israel y constituirá Jerusalem como su capital eterna e indivisible. Esav engendrará Adriano que destruirá Jerusalem y le cambiará su nombre por Palestina. Yaacob engendrará Salomón, constructor del Templo, Esav engendrará Tito, su destructor. De Yaacob saldrá el Mesías, un nieto de Esav será Hamalek.[2] Rabi Simón Ben Yojay enuncia categóricamente: “El odio de Esav por Yaacob constituye un axioma incuestionable”.

Tanto Yitzhak como Rivkáh amaban a sus dos hijos mellizos, pero Yitzhak tenía predilección por Esav, y Rivkáh por Yaacob[3]. La Torá nos explica que la predilección de Yitzhak por Esav era porque había caza en la boca del mayor de los dos mellizos, Esav[4], también nos explica la Torá que Esav era hombre de campo y cazador, y Yaacob era hombre integro y moraba en tiendas.

Esav es Edom[5], y Yaacob, del cual vendrá Am Israel, representan dos naciones, dos civilizaciones, una sin Torá, y la otra con Torá, respectivamente.

Esav representará el cazador físico e intelectual. Este creerá que una sociedad sana y natural se rige por la ley de la naturaleza, que es la ley del más fuerte, en la cual el cazador puede ser cazado por la fiera, es la épica y heroicidad del cazador que pone en riesgo su propia vida. La naturaleza exige desigualdad, jerarquía, subordinación del inferior al superior, y el hombre es el superior, y Esav pensará que entre los hombres tiene que aplicarse la ley de la naturaleza, la ley del fuerte, en la que no hay cabida para el arrepentimiento, la compasión, la justicia social, ni la misericordia. ¿Acaso siente misericordia un león cuando depreda, mata a un cordero para satisfacer su hambre, y el cordero siente pena por la planta que come? Esav pensaba que cada animal emplea sus recursos naturales para sobrevivir y que el depredador recurre a su fuerza e inteligencia, por lo que todo hombre tiene que emplear su fuerza y su inteligencia para someter al otro. El hombre poderoso y superior no tiene que sentir pena si aplasta al inferior, es la ley de la naturaleza. Esav considerará que el complejo de culpabilidad viene de Yaacob. Esav no creía en D-s, ni en la inmortalidad, ni en la trascendencia, ni en la eticidad en el comportamiento, por eso vendió su primogenitura, porque la despreció, y creyó hacer un buen negocio al venderla a su mellizo, Yaacob, que este estaba dispuesto a recibir la bendición por la primogenitura.

El midrash relata que Esav no creía en la inmortalidad del alma, ni en la resurrección de los muertos, y finalmente negó la existencia de D-s, ¿para que retener la primogenitura si su hermano Yaacob estaba dispuesto a comprarla por riqueza material? Esav, así como Edom y su civilización, creía, y creerán, que el hombre ha de seguir las mismas leyes que el resto de la naturaleza, la ley del más fuerte, sin complejos ni remordimientos, al contrario de Yaacob que si creía en la trascendencia y en responsabilidad moral y en D-s. Yaacob amaba la Torá, creía necesaria la piedad, la tzedaká, la misericordia, el amor a D-s y al prójimo, y no rendía culto a la fuerza ni a la violencia.

Esav pensó que él, como todo ser humano, tenía que morir [6]¿Qué sentido tenía retener la primogenitura y sus bendiciones espirituales si había un buen comprador –Yaacob- que estaba dispuesto a dar un buen precio. Aplicó lo que en español se dice: “más vale pájaro en mano que cien volando” El pájaro en mano era la riqueza material, y los “cien volando” era lo espiritual. Esav prefirió la riqueza material, la que Yaacob le daba a cambio de la bendición espiritual, algo que “estaba más en el aire” y que él particularmente no creía. El pacto de la venta de la primogenitura por riqueza y dinero, entre ambos hermanos se selló y formalizó almorzando pan y un guiso de lentejas[7], lo que era habitual en la época [como explican Rashbam y Seforno].

El cazador se camufla para capturar a su presa, así Esav se enmascaraba ante Yitzhak, quien creía que su hijo era un verdadero creyente del Eterno, su comportamiento era disfrazado, como veremos más tarde cuando se desposó con Majalat, hija de Yishmael sólo porque vio que sus anterioresesposas eran malas a los ojos de su padre[8].

Esav era un cazador intelectual, y esto lo sabía Rivkáh mejor que Yitzhak. Este había nacido en el seno de una familia con Torá, Abraham y Sara, mientras que Rivká conocía como era una familia sin Torá, como la de Labán su hermano, hijo de Betuel el arameo.

El cazador intelectual atrae porque crea fascinación, simpatía, comprensión, empatía. Detrás de la fachada de Esav estaba la mentalidad y la civilización de Labán.

Esav, y Edom, siempre estará en una situación de inestabilidad permanente por falta de convicciones y valores

Al cabo del tiempo, sucedió que Yitzhak envejeció, no podía ver, y llamó a Esav[9] para que preparase un manjar como a aquel le gustaba, para bendecirle antes de morir.[10] Esav nunca le dijo a su padre que había vendido la primogenitura[11] y que la había repudiado, pero Esav cambió de idea, ahora quería la bendición, y quiso aprovecharse de Yaacob. Este no lo había notificado al padre de ambos. Ahora Esav camuflaba ante su padre el desprecio que había tenido hacia la primogenitura y sus correspondientes bendiciones, esto lo sabía Rivkáh. Nuestra matriarca no estaba dispuesta a que la bendición recayese sobre su hijo Esav que no lo era merecedor, y se adelantó con Yaacob. Yaacob recibió la bendición de su padre Yitzhak. Esav, habiendo rechazado y vendido la primogenitura, ahora injusta e ilegítimamente la reclama y quiere ser bendecido como primogénito[12]. Llega tarde; por su falta de convicciones y valores había vendido su primogenitura, y Yaacob, gracias a Rivkáh, podrá tenerla. Esav piensa en matar a su hermano Yaacob.[13] Aunque la Torá no lo explique seguro que Yitzhak no estuvo contento y recriminó a Rivkáh sobre lo que él creía que era un engaño de su esposa y de su otro hijo, seguramente Rivkáh tuvo que explicarle que Esav no era merecedor de la primogenitura y de sus bendiciones, y el porqué, y cómo era Esav y lo que le dijo el Eterno[14] cuando tenía en sus entrañas a los dos mellizos, que serían dos naciones, dos pueblos, y una nación prevalecería sobre la otra, y la mayor serviría a la menor. Rivkáh era madre de los dos, y los amaba, así como a la nación que saldría de Yaacob, la que tenía la Torá. A su hijo, únicamente como hijo, Esav, lo amaba, no lo quería perder[15], era amor de una madre a sus dos hijos, pero no deseaba aquella nación que saldría de Esav.

Yitzhak comprendió esto, bendijo a Esav. Esav mintió ante su padre haciendo ver que amaba la primogenitura cuando en realidad era todo lo contrario, la vendió y la menospreció, y llamará conspirador y ladrón a Yaacob y que le había engañado dos veces[16]en lugar de reconocer que la había menospreciado y vendido a cambio de riquezas materiales. A pesar de todo, Yitzhak bendecirá a su hijo Esav, bendición que se ha cumplido en Edom a lo largo de la historia: “He aquí que en las grosuras de la tierra será tu asentamiento, y del rocío del cielo desde las alturas. Y por tu espada habrás de vivir y a tu hermano habrás de servir, más ocurrirá que cuando tú te rebeles quebrarás su yugo de sobre tu cuello”.[17] Esav, Edom, considerará a Yaacob como un conspirador, causante de la desviación del orden jerárquico del mundo animal y de la ley de la naturaleza, la ley del más fuerte. En la visión sobre la humanidad y la sociedad Esav verá a Yaacob como el responsable del quebrantamiento de la ley del más fuerte, al que deseará asesinarlo[18], al que hay que eliminar. Hamalek, nieto de Esav, intentará exterminar a la descendencia de Yaacob, al salir de Egipto en Refidim[19]. Y en cada generación tendremos a Hamalek que guerreará contra D-s y contra Israel[20]. El odio gratuito de Hamalek, descendiente de Esav, contra la descendencia de Yaacob, no tiene explicación lógica, y sólo obedece al axioma que expuso Rabi Simón Ben Yojay: “El odio de Esav por Yaacob constituye un axioma incuestionable”.

Yitzhak, no lo dice la Torá, pero seguro que reconoció ante Rivkáh que ella tenía razón, y no sólo no le reprochará nada a Yaacob, sino que volverá a bendecirle[21], legitimando la primera bendición, pedirá al Eterno que le conceda a Yaacob y a su descendencia la bendición de Abraham y que posea Eretz[22], y le pedirá que busque esposa fuera de entre las mujeres de Canaán.[23]

Microcosmos y Macrocosmos

El microcosmos de la vida de nuestros patriarcas devendrá en el macrocosmos de la historia del pueblo de Israel. Todo lo que sucedió a los patriarcas se repetirá en la historia del pueblo judío[24]. El amor de Esav hacia su padre, Yitzhak, era un amor inestable, hasta el punto que llegó a desear la muerte de su padre para poder matar a su hermano Yaacob[25]

Los discursos de los hijos de Hamalek variarán en cada época, tendrán diferentes versiones, mostrarán diferentes máscaras como la del antiguo disfraz religioso que declarará que los Bene Yaacob, eran deicidas, adoradores de Lucifer, servidores del Anticristo, más tarde el pseudocientífico que afirmará que los yehudim son subhumanos, pertenecientes a una raza inferior, merecedora de ser exterminada, en otro momento el odio contra Yaacob se disfrazará de defensor de los oprimidos por los explotadores capitalistas judíos, adoradores del dios Capital, y actualmente la máscara dominante es la que se coloca el altermundista y pretendido defensor de los oprimidos de la tierra, encarnados en el árabe-palestino, los antisemitas en versión actual se disfrazan de anti sionismo, antiisraelís. Todos estos disfraces no son más que máscaras que ocultan el odio de Esav a Yaacob. Ese odio de Esav por Yaacob que constituye un axioma incuestionable.

Esav cazaba física e intelectualmente embaucando a la presa, los que siguen la civilización sin la Torá, la de Esav, quieren embaucar a la presa con su discurso, que no es más que una máscara que esconde el puro odio de Esav hacia Yaacob, el Yaacob integro que moraba en las tiendas estudiando la Torá.

La primogenitura que adquirió Yaacob es un deber, más que un derecho. La herencia espiritual de Abraham frente al confort y el hedonismo; la Torá y los valores éticos eternos frente al dogmatismo y el relativismo ético. Para Esav esa primogenitura era una carga pesada, insoportable. Yaacob anhelaba esa primogenitura y la consiguió porque se la mereció al seguir los pasos de la Torá, de Abraham y de Yitzhak.

¡Que seamos dignos de esa herencia y sigamos la senda de Yaacob!

Amen veamen



[1] Bereshit 25:22-23

[2] Bereshit 36-12

[3] Bereshit 25:27

[4] Bereshit 25:28

[5] Bereshit 36:1, Bereshit 36:42, Bemidbar 20:14

[6] Bereshit 25:32

[7] Bereshit 25:33-34

[8] Bereshit 28:8-9

[9] Bereshit 27:1

[10] Bereshit 27:2-4

[11] Bereshit 27:1-8

[12] Bereshit 27:32-36

[13] Bereshit 27:41

[14] Bereshit 25:22-23

[15] Bereshit 27:45

[16] Bereshit 27:36

[17] Bereshit 27:39-40

[18] Bereshit 27:41

[19] Shemot 17:8

[20] Shemot 17:16

[21] Bereshit 28:1

[22] Bereshit 28:3-4

[23] Bereshit 28:1

[24]http://www.simpletoremember.com/articles/a/study-jewish-history/

[25] Bereshit 27:41

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